martes, 10 de noviembre de 2009

EL MENSAJE DEL REMANENTE EN EL TIEMPO DEL FIN: EL MENSAJE DE LOS TRES ÁNGELES DE APOCALIPSIS 14: 6-12 - Parte III

2do Mensaje Angélico (14: 8)

Creemos que en este mensaje sólo hay una verdad bíblica que debe de ser
proclamada: La caída de Babilonia. Esta caída implica el juicio condenatorio de este sistema político religioso, y la advertencia a salir de ella (cf. 18: 4).

5. La caída de Babilonia

Este juicio contra la “Gran Babilonia”[39] es tomado de Isaías 21: 9 y Jeremías 51: 7. En ambas citas se la juzga por su idolatría y por ser perversa con otras naciones.
Babilonia siempre ha sido enemiga de Dios y de su pueblo/iglesia. Fue ella la que lo llevó cautivo a Israel y profanó el santo templo de Dios tomando los vasos de oro (Daniel 1: 2). Por causa de ella, muchos reinos de su época fueron influenciados y contaminados con su idolatría. Por estas razones, es que Dios emite un juicio contra ella.
En Apocalipsis 14: 8 aparece nuevamente Babilonia. Siendo que es un contexto escatológico y a la vez lleno de figuras, y hoy al no existe dicho imperio, obviamente “Babilonia la grande” es un sistema simbólico. No obstante, a pesar de su simbolismo, hay una semejanza entre Babilonia Antigua y Babilonia la grande.[40]
En el juicio tanto a Babilonia Antigua y la apocalíptica, ambas reciben un juicio emitido: “Ha caído, ha caído Babilonia”. ¿Por qué su caída? ¿En qué consitió/te dicho juicio? En primer lugar, este juicio tiene como objetivo determinar que Babilonia está condenada. A pesar que ella aun siga existiendo, puesto que reaparece en Apoc. 18: 4, ella ya obtuvo la condena eterna. Y en segundo lugar, su caída va de la mano con su idolatría y blasfemia. En el aspecto religioso y moral. Por lo registrado, Babilonia llegó al colmo con su inmoralidad. A tal punto de ser representada a través de una prostituta (Ap 17: 1-5).[41]
Esta mujer impura, por estar en un contexto de adoración y persecución, representa todo el sistema apóstata mundial que va en contra del remanente. Dicho sistema está mezclado entre el poder religioso y político (cf, con Ap 13: 9-18; 17: 1-5).[42] Como declara LaRondelle “La Babilonia apocalíptica, entendida como la cristiandad apóstata, culmina en una alianza de poderes eclesiásticos y políticos civiles para consolidar el dominio religioso sobre la tierra”.[43]
Dicha unión fomentará una idolatría y una inmoralidad mundial. Estas acciones tienen relación con las verdades bíblicas expresadas en el MTA, en especial con “los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo” (cf. 12; 17 y 14: 12). Es por este motivo que el remanente entra a tallar. Mientras Babilonia embriaga a las naciones (14: 8), el Remanente proclama las verdades expresadas en Apocalipsis 14: 6-12. Ambos, tanto el Remanente como Babilonia, tienen su respectiva Misión. Por un lado, Babilonia embriaga a las naciones para no reconocer y no aceptar el poder salvífico de Dios y las verdades expresadas en la Biblia, y por otro, el Remanente testifica para reconocer el poder salvífico de Cristo y las verdades que se encuentran en su Palabra.
Además, el remanente, a través del segundo mensaje, proclama la caída de Babilonia y advierte al pueblo de Dios que está en ella (Ap 18: 4), a salir con el fin de que no se sigan contaminando. El remanente debe de recordar que ellos también han sido llamados a rescatar al pueblo de Dios invisible de las manos de esta ramera.[44]

3er Mensaje Angélico (14: 9-12)

En este mensaje se puede extraer cuatro verdades que deben ser proclamadas: (6) La marca de la bestia, (7) Los mandamientos de Dios, (8) Fe en el Espíritu de profecía, y (9) El Santuario. Por más que el cumplimiento de las acciones desarrolladas en este mensaje es para el futuro, el remanente debe desde ahora enseñarlas con un fin preventivo, y no condenatorio.

6. La marca de la bestia

Marca viene del término gr. jaragma y es usado una sóla vez en Hechos (17: 29) y tiene relación con la idolatría. El resto de veces aparece en Apocalipsis y se refieren a la marca de la bestia (13: 16, 17; 14: 9, 11; 19: 20).
La marca de la bestia en Apocalipsis, siempre va acompañada de “la adoración a la imagen”; y su contexto, está en un contexto escatológico de adoración mundial. Esto hace concluir que la marca tiene relación con la adoración.[45]
Se ha analizado anteriormente que adoración guarda relación con el cumplimiento de la ley. Que cuando uno desea adorar a Dios con su vida, lo hace guardando sus mandamientos. Siendo de esta manera, si adoración tiene que ver con obediencia a los diez mandamientos, y la marca de la bestia está en un contexto de adoración, es probable que la marca de la bestia tiene mucho que ver con los mandamientos de Dios.[46] Especialmente con los cuatro primeros.
Al relacionar la marca de la bestia con los mandamientos, se puede notar el empeño de Satanás y sus representantes de abolir totalmente la ley de Dios. Y esto es registrado en Apocalipsis 12: 17, donde el Dragón no sólo hace guerrea contra el remanente sino también contra los mandamientos de Dios. Esta batalla, es ampliada en el capítulo 13, especialmente en el contexto de la adoración mundial (13: 14-18).
Anthony MacPherson hace un estudio sobre la marca de la bestia en relación a los mandamientos de Dios. Él concluye que existe relación entre los mandamientos de Dios y “las señales” en el AT. Al parecer, los mandamientos son considerados como “señales”. Por ejemplo, la circuncisión (Gn 17:11), la marca en la frente o en el brazo (Ex 13:9, 16) y el sábado (Ex 31:13, 17; Ez 20:12, 20). Dichos mandamientos, en base a Génesis y Éxodo, se caracterizaban por: (1) ser recordados: los mandamientos y el evento de la liberación del Éxodo, (2) identificaba señales de una especial relación entre Dios y su pueblo.[47]
Esta marca es colocada en la frente o en la mano derecha (13: 16). Enrique Treyer, al estudiar los términos sobre la mano y sobre la frente en el AT, concluye:

“Sobre la frente… sobre la mano” designan una experiencia íntima y profunda entre el hombre y Dios, o un amor particular de Dios por su pueblo […] No se trata de una relación profunda entre el hombre y s Creador, sino de una relación espiritual muy íntima entre el hombre y los poderes del mal que operan milagros engañadores”.[48]

Esto hace suponer que aquellos que tienen la marca de la bestia en la frente o en la mano, son personas que voluntariamente se han dejado marcar. Al dejarse, ellos libremente se someten a la autoridad de las bestias y deciden ser fieles a ellas. Esta fidelidad implicará rechazar la ley de Dios, y por ende, la autoridad divina.
El tercer ángel también advierte que aquellos que deciden tener la marca de la bestia serán castigados con el “furor de Dios” (14: 10) con el fin que no tengan descando (vv. 11) y así obtengan la muerte eterna. De esta manera, este mensaje proclama las consecuencias de no aceptar el sello de Dios, y sí la marca de la bestia.
El remanente, sabiendo que este mensaje es más para el futuro que para el presente, debe de proclamar este mensaje como algo preventivo, y no condenatorio. Aun no es el tiempo de la marca de la bestia tal cual lo describe Apocalipsis 13. El énfasis de esta verdad es darle el debido lugar a la ley de Dios, y no condenar a aquellos que la rechazan.


7. Los Mandamientos de Dios

Mandamientos (gr. entolé), aparece en Apocalipsis 12:17 y 14:12 dando a entender que se refieren a los mismos. ¿Cuáles? Los diez de Éxodo 20. Por las siguientes razones:
(1) Para los sinópticos y para Pablo, entolé son los diez mandamientos de la ley y la máxima expresión del amor (Ro 13: 9,10); y, es probable, por el tiempo de escritura, que Juan haya tomado la palabra entolé de los sinópticos.
(2) El contexto de Ap. 12:17 y 14:12 tiene como marco referencial el Santuario Celestial (Ap 11: 19; 15: 5-8), por lo tanto, “los mandamientos” son los 10 de Éxodo 20, puesto que las tablas de la ley eran guardadas en ese lugar.

Estos mandamientos cumplen cinco funciones en el contexto escatológico: (1) Son el centro del ataque de Satanás y sus instrumentos, especialmente en los cuatro primeros; (2) Es la máxima expresión del amor tanto a Dios como al prójimo; (3) Al ser obedecidos reflejan los frutos de la fe; (4) Es una de las características que idenfitifican al Remanente (el Remanente del tiempo del fin tendrá los diez mandamientos como estandarte); y (5) Guarda relación con el sello de Dios. En otras palabras, sólo aquellos que observen la ley divina, serán los que recibirán el sello de Dios.
Al cumplir estas funciones, el remanente predica y testifica, a través de sus actos, el verdadero significado de la ley: El amor (Ro 13: 8-10). Al guardarlos, ellos están reflejando el carácter de Dios y glorificando su Nombre a todas las naciones. Están dando una correcta adoración a Dios y no a las bestias. Y son ellos los únicos que poseen el sello de Dios, el cual les garantiza la vida eterna.

8. Fe en el Espíritu de Profecía

Para poder comprender esta verdad, hay que relacionar Apocalipsis 14: 12 con 12: 17 y 19: 10. Al hacer esta relación, nos podemos dar cuenta que los tres guardan semejanza.
(1) Por un lado, en el 12: 17 el remanente tiene el testimonio de[49] Jesús, por otro, en el 14: 12, los santos guardan la fe de Jesús.
(2) Al hacer el paralelismo entre ambos textos, se puede notar que testimonio va en paralelo con fe. Esta relación, más que enfatizar características distintas del remanente, indican la fe del remanente en el testimonio.[50]
(3) Este Testimonio es paralelo con los profetas del cap. 19: 10. Lo cual indica que el testimonio de Jesucristo es el Espíritu de profecía.

El “Espíritu de profecía” o “el don de profecía” (1 Co 12: 8, 10), es uno de los dones espirituales que reciben los profetas (ver Ap 22: 8, 9). Dichas personas son aquellas que hablan de “parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2 P 1: 21). En otras palabras, el “Espíritu de profecía” es el mismo Espíritu Santo dando “testimonio de Jesucristo” a través de sus siervos.
El “testimonio de Jesucristo” también incluye los mensajes dados por Jesús al estar en la tierra. Es tomar como “regla de fe, de inspiración y de autoridad” cada dicho, incluyendo lo tomado del AT.
No obstante, no sólo el NT habla acerca de Jesucristo, el Espíritu de Profecía también profetizó de él en el AT. En Apocalipsis no se usa los términos “AT” para referirse a las profecías mesiánicas dadas por los profetas, más bien, se utiliza la expresión “Palabra de Dios” para referirse a lo mismo. Simplificando, hablar de la “Palabra de Dios” en Apocalipsis, es hablar del testimonio del Antiguo Testamento. Como lo aclara LaRondelle, “‘la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo’ es el mensaje profético del Antiguo Testamento y el testimonio apostólico del Nuevo Testamento”.[51] Mario Veloso sintetiza “Guardan también el testimonio de Jesús. El testimonio del Apocalipsis, el testimonio de la revelación histórica, toda la Escritura y el testimonio escatológico, que es la revelación de
Dios dada en el tiempo del fin. El Espíritu de profecía completo”.[52]

El mensaje del tercer ángel registra que los santos tienen confianza en el Espíritu de profecía. Mientras los pobladores de la tierra confían en el “falso profeta” (Ap 16: 13), el remanente tiene fe en los verdaderos profetas de Dios.
Aquella fe del remanente tiene que ser proclamada. El mundo debe de saber que la verdad fue relevada a los profetas. Que e sus escritos fueron inpirados y están en la Palabra de Dios. Que cualquier palabra o imposición de las bestias y de Babilonia no son autoritativas sino sólo lo registrado en la Biblia.
En el tiempo escatológico, en una época donde se desconfía en la Biblia, donde sus verdades están siendo pisoteadas, e inclusive re-interpretadas, el mensaje del tercer ángel es claro: “Confíen en la Palabra de Dios. Hagan caso a los profetas. No duden. Obedezcan. Lean, recuerden y crean las palabras de Cristo y permanezcan fieles hasta su venida”.
Para un buen cumplimiento de la Misión, el remanente debe de guiar al mundo a la Biblia. Y sólo a ella.

9. El Santuario

Aunque esta verdad no está explícitamente en el MTA, creemos que, en base al contexto de Apocalipsis 12 al 14, el Santuario Celestial (o Tabernáculo/Templo [Cf. Ap 15: 8]) es el marco de referencia de estos capítulos. Por lo tanto, todas las verdades proclamadas por los tres ángeles giran en torno a este lugar celestial.
Esta relación ha venido desde los días de Moisés. Desde aquella época guardaba correlación el santuario y las verdades que Dios deseaba que su pueblo y el mundo conozca. Damos cuatro ejemplos:
(1) El santuario y el evangelio: por medio de la sangre de los animales, Dios expiaba a su pueblo (Lv 16: 16). Aquella expiación tenía como objetivo el perdón y la purificación de los pecados con el fin de salvar al ser humano, quien por fe, se acercaba para poder recibir oportuno socorro. A través de este acto, el judío era partícipe de la verdad del evangelio. Como declara Goldstein “El evangelio fue predicado al pueblo de Israel mediante el servicio del santuario: una representación gráfica de todo el plan de salvación”.[53]
(2) El santuario y el juicio: era desde el santuario terrenal donde Dios realizaba y emitía sus juicios (Nm 13:32; 14:2, 10, 23; 12:1, 4, 5; Sl 9:7, 8).
(3) El santuario y la ley: las tablas de la ley fueron guardadas en el lugar santísimo, específicamente en el arca del pacto (Ex 25:10-21).
(4) El santuario y el Creador: era en este lugar donde Dios se presentaba a través de una teofanía, y recibía adoración por los hebreos tanto por ser su Creador como su Redentor (Ex 5: 15).

A través de estos ejemplos se puede notar que muchas verdades bíblicas fueron enseñadas por Dios a través del Santuario Terrenal. De esta manera, siendo que el Santuario terrenal (tipo) es sombra del Celestial (anti-tipo), es lógico pensar que las verdades bíblicas proclamadas por los tres ángeles también tienen que giran en torno al Santuario Celestial.
En el tiempo del fin no sólo se debe de proclamar las ocho verdades estudiadas a lo largo de esta investigación. Se tiene que enseñar acerca del Santuario. Que a través de ese lugar, Dios está salvando al seres humanos. Que en aquel lugar tenemos a un Sumo Sacerdote intercediendo (1 Ti 2: 5) por nosotros. Que si hemos pecado, y si nos acercamos confiadamente ante el trono de la gracia, Él está presto a intercer ante el Padre con el fin de poder recibir la expiación de nuestros pecados (1 Jn 2: 1; Heb 2: 18; 4: 16).
Los moradores de la tierra tienen que saber que hay un lugar de eterna redención en el cielo, y ese es el Santuario Celestial.

Conclusiones

(1) Apocalipsis 14: 6-12 registra nueve verdades básicas, no únicas, que se deben de proclamar en el tiempo del fin: (a) La justificación por la fe; (b) La santificación; (c) El juicio pre-advenimiento; (d) El creacionismo; (e) La caída de Babilonia; (f) La marca de la bestia; (g) Los mandamientos de Dios; (h) La fe en el Espíritu de profecía; (i) El Santuario.
(2) Todas estas verdades bíblicas giran en torno al evangelio eterno. Si se va a predicar sobre la ley de Dios, se debe de hacer teniendo como base el evangelio. Si se quiere proclamar sobre la marca de la bestia o la caída de Babilonia, hay que hacerlo a la luz del evangelio. Si se va a proclamar sobre el sábado o el juicio, de igual modo. Toda verdad, sea cual fuere, tiene que tener como eje: Dios salvando al ser humano.
(3) En el mensaje de los tres ángeles no se encuentra un mensaje subjetivo. Se habla sobre la justificación por la fe (el evangelio eterno), pero también acerca de sus frutos. Aquellos que son reflejados a través de la obediencia a los mandamientos de Dios y a la fidelidad de su Palabra. No hay un mensaje de “una vez salvo, y salvo para siempre”.
(4) A través de estas verdades bíblicas se puede notar el empeño de Dios por salvar a la humanidad. No sólo “el amor de Dios” tiene relación con salvación. También están los mandamientos, la fe en en el Espíritu de profecía, la creación, el santuario, la advertencia a no tener la marca de la bestia y salir de Babilonia, el juicio pre-advenimiento, etc. Todas estas verdades encajan y se direccionan para la redención final del hombre.
(5) Toda persona, al querer cumplir la misión en el tiempo del fin, debe de conocer primeramente las verdades bíblicas proclamadas en Apocalipsis 14: 6-12. Conocer únicamente el amor de Dios y su gracia, dejando de lado estas verdades, demuestra falta de interés y preparación en el cumplimiento de la Misión.
(6) Cumplir la misión con un mensaje vano o superficial es no tener identidad en la Misiología. El remanente ha de proclamar todas las verdades expresadas en Apocalipsis 14: 6-12. No hacerlo, sería perder el rumbo para lo que ha sido llamado.(7) Dios invita a sus hijos a predicar el MTA. A cumplir la misión de forma completa y de manera imparcial.

Referencias Bibliográficas

[39]La expresión “Gran Babilonia”, probablemente tiene como base al nombre de la ciudad expresado en Daniel 4: 30. En este capítulo se observa a Nabucodonosor glorificándose a sí mismo puesto que, según este rey, fue él el responsable de aquella grandeza. Como resultado de aquella auto glorificación, el reino se le fue quitado (v. 31), ver G.K. Beale and Sean M. McDonough, Commentary on the New Testament Use of the Old Testament, G. K. Beale and D.A. Carson eds. (Grand Rapids, MI: Baker Academia, 2007), 1132.

[40]Por un lado, Babilonia antigua persiguió al pueblo de Dios, fue idólatra y blasefemó contra Dios, por otro, Babilonia escatológica “bebe la sangre de los santos” (Ap 17: 4), embriaga a las naciones (14: 8), y tiene “nombres blasfemos” (17: 3).

[41]Han LaRondelle, en base a un estudio del AT, cree que Babilonia la Grande es una iglesia que cayó en apostasía producto de su inmoralidad y en el rompimiento de su pacto con Dios. Al caer en apostasía, esta iglesia en varias oportunidades es comparada con una prostituta (algo similar ocurrió con Israel en el AT cuando, al caer en apostasía, fue comparada con una ramera, ver Eze 16 y 21). Ver Hans LaRondelle, “Babilón: Anti-Christian Empire”, SR, 7: 157-63.

[42]George Eldon Ladd, A Commentary on the Revelation of John (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans, 1972), 194.

[43]Hans LaRondelle, “El remanente y el mensaje de los tres ángeles”, Teología: Fundamentos bíblicos de nuestra fe, Raoul Dederen, ed., trad. David Gullón (Doral, Fl: Asociación Publicadora Interamericana, 2008), 8: 214.

[44]Joel Musvosvi puntualiza lo siguiente: “Al considerar la naturaleza de la Babilonia mística o espiritual, debemos recordar que simboliza el sistema de creencias de las entidades que la caracterizan, no a sus miembros individuales. Los miembros de estos sistemas están invitados a elegir entre los sistemas falsos de creencias de Babilonia y el verdadero sistema descrito en la Biblia. No es correcto decir que los miembros de las organizaciones a las que pertenecen incluyen Babilonia”, Joel Musvosvi, “El mensaje del primer ángel”, en Lecciones de Escuela Sabática (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, Julio-Septiembre del 2001), 77.

[45]Para un estudio más detallado, ver Carlos Olivares, “Elementos para descifrar el 666: Una propuesta”, DavarLogos 8.1 (2009): 31-58.

[46]Una relación similar es analizada por Mervyn Maxwell en “The Mark of the Beast”, SR, 7: 55.

[47]Anthony MacPherson, 277.

[48]Enrique Treyer, “Fuego del cielo y marca de la bestia: Un estudio exegético de Apocalipsis 13: 11-18” Theo 12, no. 2 (1999): 96.

[49]La preposición de, gramaticalmente, es un subjetivo genitivo indicando que el testimonio de Jesucristo es la revelación misma de él dada a los profetas cristianos (19: 10). Dicho “testimonio” es obtenido, y no predicado, por la iglesia. Juan nunca usa el sustantivo “testimonio” con una construcción objetivo genitivo. Para un mayor estudio y discusión sobre el uso del sustantivo “testimonio” en los escritos del NT, ver Gerald Pfandl, “The Remnant Church and the Spirit of Prophecy”, SR, 7:304-6.

[50]Para un mayor estudio, Hans K. LaRondelle, “La palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo”, Ministerio Adventista 322 no. 06 (2006): 24-7.

[51]Ibíd., 26.

[52]Mario Veloso, El Apocalipsis y el fin del mundo (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999), 177.

[53]Clifford Goldstein, Desequilibrio fatal: la verdad acerca del juicio, el santuario, y la salvación, trad. Mario A. Collins (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995), 72.

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